sábado, 4 de julio de 2009

Eduardo Valle.- Panorama Norteamericano. El Universal on Line

Ye Gon y los paramilitares

Desde el primer momento fue claro que la Drug Enforcement Agency (DEA) y el Departamento de Justicia le hacían un enorme favor al gobierno mexicano al inventar un caso contra Zhenli Ye Gon en la jurisdicción de Washington.

La “procuración de justicia” mexicana (Medina Mora y García Luna) necesitaba tiempo para tratar de quemar o esconder bajo el tapete toda la basura de este asunto. Por casualidad: siete agentes federales han muerto del grupo que investigó a Ye Gon; entre ellos Rubén Omar Ramírez. Bien: con la acusación en EU contra Ye Gon, Medina Mora, el fallecido Santiago Vasconcelos y García Luna lograron casi dos años de confinamiento solitario para el mexicano de origen chino. Pero… el Departamento de Justicia desde hace más de seis meses sabía no tener nada para consolidar la acusación: su principal testigo se desdijo y otro más se negó a comparecer en la Corte del juez federal Emmet Sullivan. El gobierno chino ni respondió a los requerimientos de Washington —es una regla: si te agarran, ni te conozco.

Los mexicanos necesitaban más tiempo y por ello, violando los procedimientos, el Departamento de Justicia (como lo hizo también en el caso del ex senador republicano Ted Stevens) no informó lo relacionado con los testigos a la defensa de Ye Gon. Y el presunto narcotraficante se pasó otros seis meses confinado. El juez Sullivan está enfurecido con los fiscales y luego del 30 de julio va a tomar la palabra y nadie quisiera estar en los zapatos de los fiscales.

Ahora los abogados de Ye Gon en EU reclaman la liberación de esta persona con prejuicio (sin que los fiscales puedan volver a acusarlo) y la devolución del dinero y de la documentación del supuesto o real empresario. Los señores de la DEA aceptaron que en la ciudad de México ellos intervinieron en el operativo contra Ye Gon. Y eso hace responsable al gobierno de EU del destino de los más de 207 millones de dólares “abandonados e incautados”, Calderón dixit; y de todos los documentos encontrados en la ya famosa mansión de las Lomas. Mientras tanto, en la ciudad de México, el cuñado y el concuño de Ye Gon pueden mostrar un amparo de la justicia federal pues “no hay fundamento ni motivo en los delitos que los acusan”, dice un tribunal colegiado. El destino de Ye Gon queda en manos del juez Anthony Facciola, quien deberá resolver sobre la causa de extradición promovida por el gobierno mexicano. Medina Mora y García Luna creen que pueden rendirle buenas cuentas al presidente Calderón: se protegió al grupo alrededor de Ye Gon y en coro cantan “que no quede huella; que no, que no, que no quede huella”.

Pero todo esto son minucias, agua de borrajas. Ya sabíamos por el diario Milenio que existe un grupo que actúa en forma eficaz contra núcleos de secuestradores. Algunas veces consideran indispensable ejecutar a algunos de ellos. Con el enorme temor de crear una “brigada blanca”, la sentencia de muerte se cumple. Pues todo esto son minucias, agua de borrajas. Ahora sabemos que existe (de Veracruz para abajo) un grupo de ajusticiamiento de narcotraficantes. Y ellos no se tientan el corazón para asesinar. Se hacen llamar Los Matazetas. En realidad, luego de Antonio Lozano Gracia y Daniel Cabeza de Vaca como procuradores de Justicia, este fenómeno se había tardado en ser conocido. Ahora con el mencionado Medina Mora como procurador general se dan publicidad y lo que los videos muestran en el interrogatorio hecho por ellos a varios narcotraficantes es para dar insomnio. Jefes policiacos federales, estatales y municipales en la nómina del cártel del Golfo (o cualquier otro); disciplinados a las órdenes de los traficantes hasta a la hora de actuar contra el jefe de la aduana en Veracruz. Esa desaparición que tanto indignó al presidente Calderón.

Ya tenemos paramilitares a la puerta (más militares que “para”). Como los Alegres Compadres de las instituciones policiacas y de procuración de justicia no pueden garantizar el orden y la ley, entonces surgieron los vengadores. Nada más esto faltaba: paramilitares buscando asesinar a narcotraficantes. El presidente Calderón tendrá que tragarse entera esta fruta podrida; su gobierno la sembró y alimentó con su “guerra contra el narcotráfico”, sin siquiera leer de pasada a Sun Tzu y dirigida desde un cuartel general lleno de espías y jugadores dobles y hasta triples.

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