La respuesta rápida y resumida sería que, sin resultados concretos aún, el gobierno de Felipe Calderón no sabe a bien quien o quienes son sus enemigos y que acciones éstos usan en su contra, y que su “guerra” está colapsando. Para profundizar más, primero analicemos los hechos para luego volcarnos en materia de estrategia militar:
La llamada guerra contra el Narcotráfico se inicia después de que Calderón sube al poder bajo presión social en su contra, con un porcentaje muy bajo de votantes a su favor (muchos de sus votos fueron en contra del Peje), y después de una seriamente cuestionada e impugnada elección. El narcotráfico como él le llama o crimen organizado no tiene una cara o un grupo e integrantes a bien definidos, ya que a pesar de que los jefes sean aniquilados, sus jerarquías hacen que otros tomen sus lugares. La indefinición es tal que cualquiera puede parecer narcotraficante, de ahí que el número de civiles muertos en los retenes confundidos como tales, sea alto.
Por otro lado las bandas que combate Calderón, aunque se habla de cárteles, no tienen un territorio bien definido, así por ejemplo el del Golfo puede tener células en el DF y en Michoacán.
Uno de los inicios de las hostilidades fue cuando Calderón manda el ejercito a tomar plazas claves de los carteles ajenos al de Sinaloa. Entonces sus enemigos se despliegan, abandonan las plazas y contraatacan en pequeños grupos y con pequeños golpes, pero muy certeros, como lo fueron y son las ejecuciones a sus enemigos, civiles y uniformados. Porcada decomiso (cuestionables) y aprensiones (también muy cuestionable, pues sabemos que la autoridad mexicana es dada a crear chivos expiatorios y montar operativos), los grupos contrarios contratacán matando políticos, militares, narcotraficantes, y empresarios contrarios a sus grupos. La cifra de muertos es en miles.
La parte más delicada y donde se puede valorar el cómo se está perdiendo “la guerra” es el número escandalosos de elementos del ejercito que ha cambiado de bando y abandonado sus filas. El factor propagandístico y los recursos económicos con los que cuenta el enemigo hacen que militares se pasen a su bando y haya grupos sociales y políticos que simpaticen con ellos y los defiendan.
Ahora la parte de estrategia militar:
Digamos que Calderón está luchando en un tablero de Ajedrez con las reglas peculiares de éste, y sus enemigos están en un tablero de un juego de mesa chino llamado “go”. En el Ajedrez el campo de movimientos es relativamente chico y conduce en forma directa a una batalla decisiva.
En cambio el “go” es mucho menos convencional, cuenta con 361 intersecciones, seis veces más que el ajedrez. Las fichas blancas y negras se colocan en las intersecciones del tablero, una por vez, dondequiera que uno decida. Una vez que todas las fichas se hayan dispuestas el objetivo es aislar al enemigo colapsándolo. Una partida de “go” puede durar mucho tiempo, hasta 300 jugadas, pues la estrategia es más sutil y fluida que en ajedrez; cuanto más complejo sea el diseño, tanto más difícil le será al contrario comprender la estrategia. No vale la pena luchar por controlar un área en particular, sino que hay que pensar en términos mucho más amplios, no importa sacrificar de vez en cuando un territorio, la estrategia es distraer al enemigo en otro lado para recuperar el perdido después. El objetivo es lograr una gran movilidad, orillando al enemigo una persecución hasta donde se desee llevarle agotándolo y confundiéndolo. La meta es, incluso sin haberle matado una sola ficha, inducir al enemigo una parálisis y colapso general. (“Las 48 leyes del Poder”, Greene Robert y Elffers Joost, ed. Atlantida, 1998, Mex., p.p.515)
Como podrán darse cuenta, el “narcotrafico” tiene grupos poco definidos, actúa sobre un campo de acción que rebasa las fronteras mexicanas, tiene gran movilidad y complejidad. En cambio el gobierno mexicano y el ejército se les notan confundidos, paralizados y sin estrategia clara. Lo que pasa es que lo que no tienen claro es la estrategia de su enemigo, ya que éste no tiene un solo frente sino son indeterminados y están por todas partes. Hay una profunda confusión en el gobierno.
Tan solo como un ejemplo de tantos: El enemigo los llevo a poner casi todas sus baterías en Ciudad Juárez, cuando esos grupos pueden salir de la ciudad en cuestión de horas sin que las fuerzas armadas federales se percaten de ello y sigan distraídos, como lo han estado.
Mao Tse Tung era adicto al “go” y los preceptos del juego se reflejaban en sus estrategias. (Idem p.p.516) Así fue como derrotó, más bien agotó, a los nacionalistas y una vez colapsados, tomo el poder en días. Una de las estrategias es utilizar de manera ventajosa la dimensión del tablero, algo que los enemigos de Calderón han hecho todo este tiempo, dispersándose en todas direcciones, de modo que el adversario (Calderón) no puede adivinar los movimientos de modo simple y lineal. Uno de los factores que provoca el colapso del enemigo es que ante tanta indefinición y movilidad, se pierde en tiempo, esfuerzos y recursos tratar de averiguar la estrategia; o bien se pierde tiempo persiguiendo al enemigo o se cree que no tiene una estrategia y que sus movimientos son tontos o erráticos. Yo concluyo que Calderón piensa esto último, sin ni siquiera darse cuenta de la trampa en la que se encuentra.
En la guerra estilo “go”, otro de los métodos empleados, es agotar el cerebro del enemigo, mediante juegos mentales, propaganda y técnicas de irritación para confundir y desalentar las filas del oponente. Pero primero hay que dejar que se crea se han tenido victorias. En 1945 y 1946 los nacionalistas chinos tomaron las principales ciudades de Manchuria, y los comunistas se dispersaron en pequeños grupos por otros lados atacando en células de “guerrilla” mediante pequeños pero certeros golpes, a unidades militares y policiales. ¿Les suena familiar? Cuando el jefe nacionalista Chian Kai Shek, mandaba al ejercito de una ciudad para reforzar otra (léase Cd. Juarez), Mao se movilizaba a otras plazas y atacaba comandos mediante una serie ininterrumpida de múltiples golpes aquí y allá, hasta que llegó a confundir, agotar y rodera a sus enemigos, a los cuales había dividido en la misma forma que Mao trabajó: en pequeñas células.
Mientras en las ciudades y en los centros de poder los líderes nacionalistas se reían y afirmaban que el enemigo estaba dando patadas de ahogado y que tanta muerte tan solo era la reacción natural a su agotamiento, los soldados nacionalistas en el frente de batalla vivían el pánico que les provocaba un enemigo tan escurridizo, que atacaba sin saber donde y como, y por sorpresa, y lo peor sin casi poder atrapar alguno de sus integrantes. ¿Les suena esto también familiar?
Los comunistas, para poner punto final a su estrategia, atacaron también el espíritu de los soldados contrarios, con propaganda (narcomantas), debilitando la moral y propiciando su deserción y pasaran a filas contrarias. Hoy el gobierno de Calderón acepta que en lo que va del sexenio han causado baja del Ejército 1 de cada 5 militares, un número cercano al 23%, similar al número de efectivos que mensualmente participan en las labores de combate al narcotráfico (Milenio Diario, Domingo 8 de Marzo, 2009).
La misma estrategia siguió T.E Lawrence, conocido como Lawrence de Arabia, en su lucha contra los turcos, “La nuestra era una guerra de distanciamiento. Debimos contener al enemigo con la amenaza secreta de un basto desierto desconocido, sin mostrarnos hasta que nos ataquen” (Idem p.p. 518). Lo cierto es que el ejército estuvo guardado muchas décadas, no conoce las calles y los pueblos; el narcotráfico en cambio lleva décadas trabajando en las calles y en los pueblos. Ese es el desierto inhóspito a que se enfrentan las fuerzas armadas federales.
Calderón no está al frente de batalla, está en un escritorio,en gira o en un micrófono. No tiene la menor idea de la dimensión y la falta de forma de su enemigo, éste puede ser cualquiera. El narcotráfico está en las calles, en todos lados, es omnipresente y tienen muchos, muchos recursos, los cuales aumentan en la misma proporción que aumenta el precio del producto; así es que el que el precio aumente no es síntoma de éxito, sino más bien más numerario para su causa. “Las guerras se ganan con dinero”, alguna vez dijo Napoleón y México y Estados Unidos están enfrentando una grave crisis financiera, en cambio los narcos ahora venden más caro.
Calderón se enfila ante una guerra de antemano pérdida, donde su enemigo los tiene ya agotados, por ello el Presidente no hace mucho reprochó a los gobernadores priístas “que el ejército ya está hasta la madre” y que su falta de apoyo lo están llevando a contener una guerra en extrema soledad.
Así es como está perdiendo y perderá su absurda y estúpida guerra. Para más información al respecto leean mi análisis titulado “Droga Interesante” en éste mismo blog.